Uno de los grandes avances que promete revolucionar nuestra forma de vida es la vinculación con tecnologías inmersivas como la realidad virtual y la aumentada para añadir una capa más a nuestra vida cotidiana. Aunque los beneficios avanzados son incalculables, surge una pregunta: ¿cómo pueden los nuevos espacios virtuales adquirir las propiedades de los espacios públicos?
Hoy en día, existen dos tipos de espacios que permiten a las personas reunirse y compartir experiencias: el físico y el virtual, representado por las redes sociales. Los espacios públicos físicos desempeñan un papel importante, ya que son algunos de los espacios atractivos más comunes en las ciudades. Permiten sentir diversas presiones sociales a quienes insisten en hacerlas sentir sin tener que extenderse demasiado, que es lo que muchos aprecian de ellas. Sin embargo, cuando comienza la pandemia y todo el mundo tiende a esconderla, las limitaciones encontradas se dan en los momentos en que hay espacios para escalar. En cambio, era necesario contar con espacios sociales virtuales que ayudaran a cumplir con muchos requisitos.
Por supuesto, las plataformas virtuales también encierran algunos riesgos que pueden suponer un reto para los usuarios: por ejemplo, la estructura de las plataformas suele dictar lo que se puede o no hacer en el medio, al igual que las personalidades se limitan a la forma de texto. Sin embargo, la potencia del medio tiene sus propias limitaciones: si es un modo bidimensional sólo texto o vídeo. Entonces nos enfrentamos a la cuestión de qué tipo de interacción se puede lograr entre los seres humanos.
El mundo virtual creará una experiencia tridimensional inmersiva en la que los usuarios interactúan de forma orgánica y no estructurada. El concepto de metaverso está tratando de definirse, pero se une a Internet 3.0 que permite a los usuarios interactuar de forma segura y privada entre sí. Valorado en Bitcoins. Estas son algunas de las características de la nueva versión de Internet.
Facebook, Instagram y otros tipos de aplicaciones forman parte del metaverso, pero no es un producto muy común en sí mismo. Desde su punto de vista, el desarrollo puede crecer gradualmente como lo hace la propia Internet. La intrincada creación de tecnologías y plataformas, está impulsada por iniciativas públicas y privadas. A diferencia de la actual Internet, las plataformas no tienen normas universales que garanticen la interoperabilidad. Cada uno es libre de crear sus propios entornos internos y establecer sus propias reglas.
Una de las primeras cosas que generaron los desarrolladores en las redes sociales fue empezar a utilizar entornos virtuales en 3D. Sin embargo, no se trata sólo de un cambio en la tecnología para conseguirlo, sino más bien de un cambio cultural, ya que todos podemos ver la presencia del estereotipo de los diferentes aspectos que dan las nuevas plataformas. Están creando entornos que imitan las grandes urbanizaciones, los metaversos, las parcelas libres pero reservadas a las comunidades temáticas. Es decir, si vives en Londres y quieres crear tu propia plazoleta y ahora también se llama «parte o terreno» a diferencia de cuando se vendían hace 20 o 30 años.
La prometedora economía de la tierra virtual está impulsando el valor de la tierra virtual, pero todavía estamos indecisos sobre cómo podemos mover la economía, en parte porque las fuerzas del mercado son inestables y las creencias e imágenes están distorsionadas.
Las carreteras y las plazas, que en un mundo con teletransporte ya no son relevantes, adquieren un papel diferente. En el Plan Espacial de esta Ciudad Virtual se convierten en herramientas de navegación que exponen el contenido y la capacidad de aumentar el valor del suelo. Esto demuestra cómo ocurre que criterios similares pueden producir resultados diferentes entre el mundo físico y el virtual.
Esto es difícil de trasladar a las redes sociales digitales. En las plataformas que están fuera de la realidad física y, por tanto, la sensación de inmersión podría aumentar la sensación de comportamientos indeseables, como los juicios sumarios basados en datos estadísticos. Empresas como Meta están anunciando límites para proteger a sus usuarios de estas interacciones no deseadas.
Las plataformas metaversas son una nueva tipología de espacios virtuales que dan acceso a ciertos aspectos importantes de la vida social, pero el reto es que la gente no puede exponerse en persona y existen algunos riesgos. El potencial económico y social es enorme si se desarrollan de forma colectiva, transparente y socialmente responsable.
Deja una respuesta